Toma ansioliticos, habla sin mirar a los ojos.
Duerme en posición fetal.
Esconde el porro en un orangután de juguete.
Anima cumpleaños infantiles y se queda dormido en medio de los shows.
Está entre los sahumerios y Los Ramones.
Buena onda pero a su socio le aprieta la garganta con una puerta para poder hablar por teléfono tranquilo.
Cuando baila, tiene una gracia personal, como de robot descompuesto.
Amo a un hombre que no es real.
Creo que el caso clínico soy yo.
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